martes, 29 de octubre de 2013

El circo de las islas. I


"EL CIRCO DE LAS ISLAS
DEFORME LA POSICIÓN DE SUS SENTIDOS
LO ESPERAMOS!"

Ese era el anuncio que aparecía en el pueblo. Lo vimos y ese mismo día partimos.

Era grande, recuerdo. Lo vi en aquella isla enorme en la cual me encontraba hace algunos años. Ahí donde todo era color verde, existían, sueños, recuerdos, libertades que se nos concedían.
Había que pasar por en medio de dos cerros para llegar, cruzando lagos, era algo así como el paraíso. Nos aventuramos, el viento era fuerte y las nubes tapaban el cielo como cegando su vista. Caminábamos a pasos timidos, llenos de incertudumbre con lo que venía.

Fue el circo mas raro que haya visto en mi vida. estaba hecho completamente de fierro, era algo parecido a un bunker enorme en el medio de la nada. Pensamos que podía ser un buen lugar para esconderse del fin del mundo. Nos sentamos a esperar, el sol se estaba poniendo y las nubes lo dejaban mostrarse ante nosotros levemente. 
A medida de que pasaba el tiempo, la gente llegaba y se ponía a esperar con nosotros.

Al cabo de una hora se escucho un crujido desde dentro del circo. Una compuerta en la cima del bunker se abrió y dejo caer cientos de cuerdas. La gente comenzó a subir con ayuda de las cuerdas y comenzaron a entrar de a poco por la cima.

Justo antes de subirme, miré a mis amigos y ya no estaban. Estaba solo, en medio de la nada, con algo que prometía una ida sin retorno.


jueves, 24 de octubre de 2013

Cuando se divide el alma.

Quería contarles una historia. Una momento de mis 27 años que me partió el alma en dos. Sucedió hace un tiempo en mi torpe juventud. 
Yo tenía 19 recuerdo, y había tenido el lujo de repetir 2 años seguidos por estar sumergido en una depresión iniciada por la muerte de mis dos abuelos. Disfrutaba de mis últimos días de cuarto medio, ya se había asegurado que eran los momentos finales de mi historia como escolar, e iba a salir a descubrir. 
La parte triste de la historia comienza ahora.
Yo tenía un amigo, él tenía 2 años menos que yo y nos conocimos de la villa en la que solía vivir. Fuimos desde el primer momento amigos y nuestra amistad se alargó hasta el día de hoy (eso espero). Al yo repetir dos veces tercero medio, quede en su mismo curso, y me decidí a superar la weá de depresión. Era un genio matemático y su personalidad con el tiempo iba creciendo de a poco, a pesar de ser tímido y miedoso en ciertas cosas. Sus notas eran casi siempre excelentes, podía resolver la raíz cuadrada del numero que se te ocurriera en menos de 5 segundos. Él me ayudo mucho y yo a él, y nuestra juventud fue casi completa vivida a la par, siempre juntos. 
Pero cercano al día en que las clases se comenzaban a ir, me llama diciendo que esta afuera de mi casa y que necesita hablar con alguien. Estábamos en las últimas pruebas, recuerdo:

-Estoy con depresión- me dijo con una risa tímida
-¿Y por qué tanto?
-Poco tiempo y muchas cosas por hacer- comenzó a ponerse serio de a poco
-Pero pégate un "moashité" (despreocupado)- sonreí
-Para ti es fácil po' weón, yo no soy nadie sin mis buenas notas- mirando al suelo, lanzó un escupo que sonó en seco

Me enojó el comentario y traté de que me mirara a los ojos.

-No sé que decirte, eso me pareció un pensamiento bien weón de tu parte.
-¿Por qué?- pareció extrañado
-Porque con o sin buenas notas igual eri' mi amigo po weón, aunque suene maricón de mi parte, pero esas cagas no definen a las personas, y tu sabi' po- me enrabié bruscamente, como siempre.
-También te quiero weon pero no me refería a eso- sonrió- quiero decir, las notas no definen a las personas, pero es lo único productivo que he hecho en mi vida, son los únicos resultados físicos que tengo, no estoy seguro si soy aporte en alguna otra cosa, y por eso me deprimo tanto por el hecho de que me vaya mal, y trato de mirar hacia atrás y no estoy seguro si algún recuerdo me haya llenado de verdad- mirandome con total sinceridad y serió, sin pelos en la lengua- y la verdad, no se si me sienta parte de la felicidad de los demás.

No sé si en ese momento lo reconocí, pero parecía alguien que nunca en mi vida había visto, otra persona muy distinta a la que conocía hace 13 años. Me dió pena, y hasta el último de mis días me voy a arrepentir de no haber dicho nada. Nada en sí, porque dije cosas bonitas pero no estoy seguro si eran para llenar un vacío que había en su interior. Ni siquiera sé si pudieron llenar mi propio vacío, porque así las sentí yo al menos, vacías. 
No sé si alguna vez me sentí más estúpido, pero creo que así se siente uno cuando se parte el alma y se ve la verdad, esa que nunca viste, hasta que después de 13 años, se muestra ante ti,

desnuda.

lunes, 21 de octubre de 2013

Danos tu opinión.

Hace rato ya, que estoy escribiendo cosas cortas. De pocas palabras me refiero. Y es que eso soy, aunque a veces no lo quiera: "Un hombre de pocas palabras". Me gustaría escribir novelas, cuentos, poesía, teatro, pero me resulta difícil. Se me hace mas fácil escribir párrafos cortos, con frases cortas que los rellenen. Lleno de puntos seguidos, vacío de puntos aparte, con un millón de comas entre palabras, para que parezca así, que hablo pausado, como si de poesía se tratara. A veces escribo cuentos, micro cuentos mas bien. Tan pequeños que parecen la forma pura de un sentimiento.
Recuerdo el día, en el que traté de escribir un dialogo, era como un guión. Si, sonaba lindo, pero no decía nada, en lo absoluto nada. Quiero decir, no habían personajes, ni una historia, ni un ambiente, nada de nada. Solo una conversación absurda, que no llegaría a ningún acuerdo. Ni siquiera sé si se hubiera podido llamar conversación, quizás simplemente estaba hablando solo.
Hace falta acción en mis textos, pasión a veces, quererse un poquito y no pensar tanto. Suena cursi, y hasta increíble, pero siento que esas palabras, las que son de verdad, las que vienen del corazón y no de la cabeza, las que salen desde aquello que extrañamente llamamos "alma", dejaron de salir de mi hace mucho tiempo, y eso me angustia día a día, así como que me fuera llenando poco a poco de piedra, como si todo dentro mío se volviera de piedra.
No sé la verdad, no estoy seguro si esas palabras salgan alguna vez de mi boca, o de mis manos, para que estas "no se muevan vacías por la hoja", y exista una esencia, algo mío, un pedacito de alma, que me haga sentir un poco mas humano.

domingo, 13 de octubre de 2013

Ser un pilar.

Me dí cuenta hace un par de semanas, mirando Santiago desde un edificio situado en Ñuñoa. Todo el mundo parecía tan firme, era como si nunca se fuera a desmoronar, ni a caer.
Al caminar un poco hacia mi casa, en cada esquina los escuchaba hablar, murmurar cosas. Eran voces de niños, ocho a diez años aproximadamente. Hablaban de la gente, del ambiente que había aquí en la superficie, los sentí muy cansados.

Un día, mientras me fumaba un cigarro esperando la micro, apareció uno de ellos, lo supe en ese mismo instante cuando me habló. No tenía idea de quien era, solo sabía que era de los que estaban abajo. Sus brazos estaban desarrollados, y sus manos estaban llenas de callos y ampollas, preferí no hablarle de eso. De pronto, para mi propia sorpresa, él tocó el tema. Me explicó que había logrado escapar de ahí, con un poco de ayuda. Cada día mas niños subían a la tierra, a través de una mujer, como él lo hizo. Me explico, que antes de la vida en la tierra de cualquier ser humano, estabas forzado a sostenerla. Si, debajo de nosotros habían, miles, millones, billones de niños, con los brazos arriba, sosteniéndonos. Que eran como ideas, eran planes a futuro, como él y como yo.