miércoles, 21 de noviembre de 2012
"Algo mas" o lo que hace falta.
jueves, 20 de septiembre de 2012
No soy egoísta, pero esos son mis ratones.
No es que lo sea, pero de vez en cuando me molesto cada vez que mis compañeros de departamento se pongan a webiar con mis ratones. Siempre les he dicho que los miren, que les hagan compañía, y hasta que me los cuiden mientras estoy en la oficina, pero aún así no me responden.
Y si, suena raro, pero trabajo la mayor parte de mi tiempo libre observando ratones, sus comportamientos, los distintos tipos que hay, y sin duda alguna intentando expresarles con todas mis ganas mis sentimientos.
Cada vez que llego a casa, me encuentro con la misma escena, mis amigos, tratando de asustar a los ratones. Hasta pareciera que les hablan de mi, es como si se rieran.
II.
-Suelta la cola del pobre ratón -dije con cansancio- déjate de webiarlo un rato.
-Aaaay Pipe! -exclamó mirando al ratón que colgaba desde su mano- son ratones, no más que eso. Déjame mostrarle mi cariño también. -dijo soltando una risita-.
Nunca entendí como se comunicaban, a veces sentía que tenían su propia manera de hablar entre ellos, comunicarse como nunca habían hecho conmigo. Eso también estaba en observación
III.
Un día, no sé como, pero llegue a mi casa. Al entrar en mi habitación vi que la caja donde tenia a los ratones estaba toda mordida y había una pequeña abertura por debajo. Del susto, partí a la pieza de mis amigos a preguntar donde se habían metido, cuando por un momento divise cerca de la cama, una caja con 3 ratones. Si, eran los míos, en la pieza de mis amigos.
-Mira, no es que sea egoísta, pero esos son mis ratones. -dije con voz desafiante-.
-¿Qué pasa compradre?, déjelos en libertad un rato, ellos también la necesitan.- dijo uno sonriendo-.
Cerré los ojos, me dí la media vuelta, y di un portazo tan fuerte que dejo que un estruendo recorriera el resto del departamento.
IV.
Luego de tanto pensarlo, decidí dejar el departamento, ya no quería mas amigos, ni mas ratones. La extraña relación que teníamos entre los tres me llevó a tomar la decisión... quizás, quería los ratones solo para mi, para mi y para nadie mas, pero ellos... no lo sé, ese tema esta aún en observación.
Comprime fácil.
lunes, 2 de julio de 2012
Una pequeña pero gran estupidez.
Bueno, lo cierto es que hace mucho que no escribo, y no es porque no quiera, ni lo necesite. Solo lamento el hecho de ver mucha televisión, y perder todo rastro de creatividad que alguna vez me imaginé pasar por mi mente. Cada vez que quería escribir algo, esa luz, esa inspiración llegaba y no podía parar de escribir, pues bien, ahora no esta, o quizás ha estado todo este tiempo sin que yo me diera cuenta.
No necesito aclararme, ni necesito escribir, al menos no mientras no lo recuerde. Hace un tiempo, comencé una etapa en mi vida que yacía en lo mas interno del corazón, algo que quería dejar salir, y que se quedaría allí afuera, volando como un pequeño pájaro que es libre, pero sin alas. Vuelvo a escribir porque quiero, no porque lo necesite, lo que necesito en estos momentos es un cigarro, o dos.
viernes, 13 de abril de 2012
Rellenar carpetas.
-Un cuatro tres… por la mierda.- Susurré.
-Caballero, ¿que le pasó? … tan bueno… estudiar… ¿niña?... acuérdese de archivar todas sus pruebas y guías.- Escuché como nublado.
-Si… bueno.- Me paseé como danzando hasta un rincón de la sala y mire con gestos de poca importancia.- A la mierda con esta wea, mas encima tengo que archivar, y no tengo ni carpeta.
…
En una caminata solo a casa, fue cuando me cuestioné el hecho de archivar las cosas. Puede que de algún otro modo me enseñen desde el error, me cobijen la mediocridad, o hasta ocupen mas espacio del que deben.
Yo la verdad, no acostumbro a archivar las cosas que me pasan, prefiero dejarlas por ahí, en algún rincón de mi mente, y que tengan que avisarme cuando las necesite y así saber que aún existen en mi.
Quizás ese sea el problema, del por qué soy tan desordenado, del por qué sigo cometiendo los mismos errores siempre.
Llego a la conclusión finalmente que archivar sirve de algo, formar algo solido en la cabeza, y que no se mueva más de ahí.
Llegando a casa, me pondré a recoger recuerdos, regresarlos a mi memoria, y finalmente, rellenar carpetas.
viernes, 16 de marzo de 2012
Lagato.
Esta es la historia de “lagato”. Lagato era mi gato, y siempre fue mi gato aunque yo no lo quisiera cerca mio. No podía evitar que este se me acercara, o que me acompañara a todas partes. Lagato siempre fue un buen gato, pero tenía un defecto. Cada día que llegaba una vecina nueva al barrio, lagato se pasaba hasta su casa, y le rompía la ropa tendida en el patio. Rompía pelotas, sillas, bolsas de basura, todas las cosas que hubiera en el patio. Como siempre descubrían a Lagato, y como todos sabían que era mio, siempre me metía en problemas con todas las vecinas del barrio. Las viejas llegaban a mi casa a gritarme en la reja que dejara al gato, que lo botara, que lo llevara a un peladero y lo dejara por ahí tirado. Pero yo no podía, no podía dejar a Lagato, y no era porque no quisiera, porque nunca quise a Lagato, sino que era porque siempre fue mio, y no lo podía dejar. Quizás mas adelante lo deje, o quizás siga con el para siempre, pero mi padre siempre decía que Lagato tenia una maldición. Quien tomara a Lagato, no se desprendería nunca mas de el, hasta que la persona muriera y dejaras al gato como herencia a tu hijo.
En fin, esa fue la historia de mi gato, Lagato… nunca lo quise tener, pero por herencia, siempre fue mio.
viernes, 17 de febrero de 2012
Acuario.
Me causaba risa el como mi pelo se movía de un lado a otro al son del agua. Y esque si te sumerges todo parece tan distinto.
Piernas y brazos llegaban a golpearme sin querer mientras casi ahogado recorría aquel acuario lleno de peces. En cada esquina parecía haber algo interesante, pero justo en el medio fue cuando la ví. En realidad no la ví, luego de un puñetazo fuerte en la cabeza, me dispuse a subir a la superficie.
Adolorido por el golpe, me sonreiste timidamente diciendo perdon en voz baja. Yo asentí despacio con la cabeza y sonreí.
Nadando me di cuenta que no me salió una palabra, apenas ese inutil gesto que tienes con cara de weon al ver a la persona que te gusta.
Soy un cobarde, pero estoy seguro que debajo del agua puedo hacer lo que me proponga. Y esque si te sumerges todo parece tan distinto.