Esta es la historia de “lagato”. Lagato era mi gato, y siempre fue mi gato aunque yo no lo quisiera cerca mio. No podía evitar que este se me acercara, o que me acompañara a todas partes. Lagato siempre fue un buen gato, pero tenía un defecto. Cada día que llegaba una vecina nueva al barrio, lagato se pasaba hasta su casa, y le rompía la ropa tendida en el patio. Rompía pelotas, sillas, bolsas de basura, todas las cosas que hubiera en el patio. Como siempre descubrían a Lagato, y como todos sabían que era mio, siempre me metía en problemas con todas las vecinas del barrio. Las viejas llegaban a mi casa a gritarme en la reja que dejara al gato, que lo botara, que lo llevara a un peladero y lo dejara por ahí tirado. Pero yo no podía, no podía dejar a Lagato, y no era porque no quisiera, porque nunca quise a Lagato, sino que era porque siempre fue mio, y no lo podía dejar. Quizás mas adelante lo deje, o quizás siga con el para siempre, pero mi padre siempre decía que Lagato tenia una maldición. Quien tomara a Lagato, no se desprendería nunca mas de el, hasta que la persona muriera y dejaras al gato como herencia a tu hijo.
En fin, esa fue la historia de mi gato, Lagato… nunca lo quise tener, pero por herencia, siempre fue mio.
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